Francisco nace en Asís, de Pedro de Bernardone y madonna Pica
Frecuenta la escuela de los canónigos de la parroquia y hospital de San Jorge.
A los 14 años empieza trabajar en el comercio de tejidos de su padre.
La clase burguesa de Asís se subleva contra los nobles e instaura el régimen comunal.
Francisco combate con el ejército asisano contra Perusa y es apresado.
Regresa de la prisión y cae enfermo. Las pruebas le ayudan a madurar.
Animado por un sueño se dirige a combatir en Puglia; el Señor lo vuelve atrás en Espoleto.
Una dulzura interior lo arrastra a la oración y a ser generoso con pobres y leprosos.
En San Damián Cristo desde la Cruz lo invita a reparar su Iglesia. Vende el caballo y algunas telas caras y entra en conflicto con el padre.
Tras un mes escondido, hace frente al padre, que lo encierra y lo denuncia.
convencido por el obispo, devuelve a su padre el dinero y toda su ropa, consagrándose al Señor. A Clara le hubiese gustado hacer lo mismo, pero tiene apenas 13 años y tiene que esperar.
Breve estancia en Gubbio. Regresa a San Damián, a reparar la iglesia.
Oye el Evangelio de la misión de los apóstoles (Mt 10) y lo pone en práctica, despojándose de sandalias, bastón, cintura, dinero, alforja, etc.
Invita a la conversión y saluda con la paz. Lo siguen los primeros compañeros: Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattanei. Se instalan en Rivotorto.
Se les une fray Gil y Francisco recorre con él la Marca de Ancona.
Nuevos compañeros. Los anima a pedir limosna. A falta de libros les enseña a adorar la Cruz y a rezar Padre nuestros, en vez de los salmos.
Cuando ya son ocho, los envía de dos en dos por el mundo, entre grandes padecimientos y burlas de la gente, más ellos soportan todo con paciencia.
Escritos de san Francisco
San Francisco nos ha dejado muchos escritos, sobre todo a partir de su regreso de Egipto (1220), fruto de sus relaciones con las órdenes fundadas por él (reglas, cartas y exhortaciones), de sus ansias de apostolado (cartas encíclicas) y de su piedad y devoción incontenible (alabanzas y oraciones). Algunos fueron escritas por él mismo, otros por su fiel secretario fray León, bajo su dictado. Juntos forman una documentación imprescindible para conocer mejor su vida, pensamiento y espiritualidad.
Admoniciones, Exhortaciones, Cartas circulares (I), Cartas Circulares (II), Cartas personales, Ultimas voluntades, Alabanzas, Oraciones, Oficio de la pasión del Señor, Reglas (I), Reglas (II)
Tienen la bendición del Señor Dios y la mía todos mis hermanos custodios que reciban este escrito, lo copien y lo guarden consigo, y hagan sacar copias para los hermanos que tienen el oficio de la predicación y el de la custodia de los hermanos, y prediquen hasta el fin todas las cosas que se contienen en este escrito. Y todo esto, por verdadera y santa obediencia. Amén.
(S. Francisco, Carta a los custodios)